Doradas, blancas, negras, de colores... el color de una playa está determinado por muchos factores. Entre ellos, su geología, que es una de las protagonistas en cómo se forma la arena de una playa.
Mientras te acaricia la brisa veraniega coges un puñado de arena blanca, suelta y ligeramente rosada. Los granos se te escapan entre los dedos de la mano lentamente. De pronto te das cuenta de que esta arena es muy distinta a otras playas en las que habías estado antes, llenas de guijarros oscuros; o arena dorada. Pero eso no es todo: negra, granate o verde, existen muy diversos tipos de playas según su arena. (Y también según su forma, su dinámica de marea o su fondo...) Las playas son ecosistemas únicos y vivos. Ya que vas a pasar unos días disfrutando de ellas, es una buena idea que las conozcas mejor.
Arenas para todos los gustos
Más que por sus arenas, lo correcto sería decir por sus sedimentos. Los sedimentos de las playas son los restos dejados por la dinámica de mareas. El mar, en su batir constante y tenaz va batiendo y moliendo los materiales, convirtiéndolos en gravas, arenas y polvos. Del origen de estos sedimentos depende el color y aspecto de la "arena". Este origen puede ser puramente mineral, de origen biológico (sí, existen las playas de origen "vivo") o mixto, entre otra decena de orígenes.
Playas de conchas
Sus arenas blancas brillantes, con una textura especial, sorprenden a la primera vista. Cuando nos acerquemos, probablemente volvamos a maravillarnos de la miríada de conchas que forman la superficie de este tipo de playas. Y es que, las playas de conchas son, probablemente, de las playas más bonitas (y más incómodas) que jamás podremos ver. Este sedimento estuvo vivo alguna vez en el pasado. Los moluscos crean sus conchas a partir de carbonato cálcico, de un blanco brillante al perder su pigmentación por la erosión. Y cuando millones de estos seres mueren (por un cambio de condiciones de la colonia, por sobrepoblación u otras razones), sus conchas son arrastradas lentamente a hasta la playa. Con el tiempo, estas conchas serán molidas hasta dejar un grano pulido y brillante que se irá mezclando con el resto de sedimentos.
Playas de arena negra
Mirar desde arriba algunas de las playas de Tenerife es un tanto sobrecogedor. El color negro profundo que habla de un tiempo atrás, cuando el atolón era en realidad un grupo de volcanes rompiendo la Tierra, impresiona a la vista y al tacto. Este sedimento procede de la lava volcánica que, con el paso de los siglos, ha sido triturada por el mar y llenado las playas de las islas. No es el único sitio, por supuesto. Dependiendo de la composición de la lava, normalmente una amalgama fundida de sílice y otros minerales a altísimas temperaturas, no resiste el embate del tiempo y el mar. Las tierras que rodean a estas playas suelen ser fértiles por los suelos que se asocian a las tierras volcánicas, por lo que es común ver el contraste de los bosques y selvas verdes junto a la arena negra.
Playas de arena blanca
Al sur de Australia se encuentra la que es, según el Libro Guinness de los Récords, la playa más blanca del mundo. Su arenas resplandecen hasta formar imágenes de ensueño. Pero, ¿qué tiene de especial esta playa? A diferencia de otras playas cuya composición principal es el carbonato cálcico procedente de los moluscos triturados, Hyams Beach le debe su color al granito rico en magnesio y cuarzo. El granito es un material ígneo formado a partir del magma solidificado. Puede tener muchos colores, pero este tan blanco se lo debe, precisamente, a su inusual contenido mineral.
Playas de arena dorada
La más común de las arenas es la dorada, propia de desiertos y playas por todo el mundo. La arena se forma comúnmente por diminutos granos silíceos, normalmente de cuarzo. La mezcla de minerales, por ejemplo si tiene más restos ferrosos, cálcicos o pedazos de feldespatos, son los que le proporcionan a la arena su tonalidad.
Más allá de las arenas
Existen, además de las arenas propiamente dichas, otros tipos de sedimentos de fantasía por sus colores o sus formas. Estos se reparten por todo el mundo, formando lugares de ensueño, distintos a cualquier otra cosa que hayamos visto antes.
La playa de cristal
Aunque el origen de esta playa es bastante criticable, admitamos que el resultado es impresionante. Glass Beach, en Fort Bragg, California, está llena de coloridos guijarros de cristal. Y es que durante un siglo, los habitantes de la zona usaban los acantilados para arrojar basura. Aunque esto se prohibió a comienzos del siglo XX, el dueño de Glass Beach observó un fenómeno muy interesante: debido a la dinámica de corrientes estaba trayendo los restos pulidos y contorneados a la playa. Entre estos restos se encontraban cristales y cerámicas de color, pulidas y erosionadas por las olas, dándole el aspecto que hoy podemos ver.
Playas verdes
Aunque a día de hoy es más difícil encontrarlas, todavía existen rincones en Kourou y otros espacios de la Guyana francesa donde la arena de la playa es verde. Esto se debe al olivino procedente de la roca volcánica de la zona. El olivino, como otras rocas ígneas, es rica en silicio, formando este hermoso mineral.
Playas púrpuras
La playa de Pfeiffer, en California, tiene un tono particular. No se aprecia en toda la arena ni en todo momento. Pero si nos fijamos bien, veremos vetas color púrpura. A veces, con el paso del agua, podremos observar como gran parte de la playa adquiere este tono, especialmente a la luz del atardecer. Pero por muy mágica que sea la mezcla de colores, la explicación se la debemos al manganeso. El granate rico en manganeso produce este especial color púrpura, y, como podemos imaginar, es rico en la roca que rodea la playa, por lo que el tiempo y el mar se han encargado de pintar las playas de Pfeiffer con este color.